jueves, 20 de agosto de 2020

El vínculo emocional en los tríos

 

En el ámbito swinger se insiste en que se puede (y se debe) separar el sexo de los sentimientos. Algo sencillo y cómodo para algunas personas, pero no para todo el mundo. Incluso puede haber alguien convencido de que puede separarlos perfectamente hasta que intenta hacerlo realidad y se percata de que no puede, o dicho de otro modo: la adaptabilidad sexual de cada individuo es diferente. Esto es irrelevante cuando se tiene una relación monógama, pero muy importante cuando se abre la relación a terceras personas. En la mayoría de los tríos y de las prácticas de sexo grupal que salen mal, sucede esto por no tener en cuenta esta cuestión. Por supuesto que antes de meterse en faena hay que hablar y dejar muy claro todos los límites, pero lo que parece muy sencillo en teoría y en nuestra fantasía se puede torcer al aparecer emociones o sentimientos que no esperamos. En los tríos es donde más fácilmente aparecen este tipo de problemas puesto que hay un cierto desequilibrio a diferencia del intercambio de pareja.

En mi opinión y con mi experiencia, para que un trío salga bien (sobre todo la primera vez) hay que tener en cuenta los tres modelos que se pueden dar, en función de los vínculos emocionales que hay entre sus participantes. Éstos son: 2+1, 1+2 y 1+1+1.

Los tres suman lo mismo pero no son iguales.

      2+1.- Se refiere cuando una pareja se relaciona con una tercera persona. Es una situación donde la pareja utiliza al otro/a como un objeto para su placer. Si el tercero está de acuerdo, fenomenal, pero si se siente desplazado puede haber problemas.

       1+2.- La misma situación que la anterior, pero donde uno de los dos de la pareja le dedica más interés y esfuerzo al tercero que a su compañero, el cual se mosquea.

        1+1+1.- Es el modelo ideal. Cuando no hay ningún vínculo emocional entre los participantes o si lo hay, lo tienen fuera del juego. Es donde hay más equilibrio y generosidad, y por lo tanto en el que hay más posibilidades de que salga bien a la primera.

Un último un consejo: no te metas en un trío si tienes baja la autoestima. Lo más seguro es que sientas estrés o ansiedad y no puedas disfrutar.

martes, 11 de agosto de 2020

La habitación del relax

Vicky Cristina Barcelona. Fotograma. 2008, Woody Allen

Dicen que en una orgía, la logística es un pesadilla. Estoy de acuerdo. Y cuantos más invitados, más grande es la pesadilla. Como no tengo las cualidades necesarias, nunca he planificado una orgía aunque he acudido a algunas de invitado. 

Lo que sí he hecho en mi casa y para lo me siento capaz, es para organizar  tríos.

Hay mucha información en la red de como se debe hacer un trío y en general estoy bastante conforme, pero hay algunas cosas que no están claras o al menos no las he visto claras. Son éstas:

1.- Hay que tener a la vista y al alcance de la mano, todo lo que se vaya a utilizar. Es un grave error parar el juego para ir a buscar algo.

2.- Entiendo que un trío heterosexual (en este post me refiero sólo a los héteros) no es lo mismo para unas personas que para otras. Para mí, se trata de una práctica sexual entre tres y por lo tanto los tres interactuamos sexualmente. Lo que significa que las dos personas del mismo sexo tendrán necesariamente una relación bisexual. 

3.- Dentro de la casa hay que tener disponible una habitación vacía, para que en el caso de que uno de los tres se encuentre agobiado, se pueda refugiar (o bailar) en ella hasta que se le pase. El psicólogo me dice que bailar relaja mucho el stress. Yo la llamo la habitación del relax. Puede parecer una tontería, pero por no tenerla se me han fastidiado dos tríos que iban fenomenal.

sábado, 25 de julio de 2020

Anfitrión



Cuando invito a mi casa a una mujer para tener relaciones sexuales me comporto como cualquier anfitrión. Procuro que la velada sea lo más agradable posible. Algo que parece evidente pero que no siempre se cumple. Es cierto que he sido invitado de forma impecable por muchas personas, pero con otras he tenido experiencias desagradables, algunas por su personalidad tóxica y otras por su tacañería.

Creo que si vamos a tener un invitado y, mucho más, si va a haber intimidad, lo lógico es procurarle una estancia amable y placentera.

En mi casa y en mi estudio tengo una habitación para que mi invitada disponga de privacidad y de un armario para su ropa, de un baño con todo lo que vaya a necesitar: toallas, cepillo dental, Oraldine, etc. Antes de que llegue, tengo dispuesta la comida y la bebida a su gusto. Si vamos a cenar, la mesa estará perfectamente montada y todo preparado para no dejarla sola en ningún momento. 

Me ocupo de traerla y llevarla a su casa y la llamo al día siguiente para preguntarle si todo ha ido bien.

Por supuesto, la parte erótica (la única de la que hablado hasta ahora) la realizo con mucho más empeño y sofisticación.

Nota.- En otro post hablaré del anfitrión con invitados en grupo.

sábado, 11 de julio de 2020

Dry hole

Mujer desnuda. Joaquín Sorolla. Óleo sobre lienzo, 1902.

Es complicado hablar sobre el dry hole  sin parecer un salvaje. Me refiero a la práctica sadomasoquista de realizar el coito anal sin lubricación pero con el consentimiento y doloroso disfrute de la persona penetrada. He efectuado muchas enculadas en mi vida pero sólo he encontrado a una mujer preparada y dispuesta, lo que da idea de lo difícil que es encontrar pareja para este sádico acto. Mi cómplice en este lascivo juego, dice que el dolor es intenso hasta que entra todo el glande, pero a continuación (ella tiene orgasmos anales) el placer es enorme. 

Si alguien se atreve a probarlo, mi consejo es hacerlo muy despacio, utilizar preservativo, parar inmediatamente, si el dolor es insoportable,  y no intentarlo sin haber tenido antes  una gran experiencia en coitos anales con lubricación.

jueves, 25 de junio de 2020

Mis azotes

Algunos de mis instrumentos de azote. Foto: Marqués de Zas

Hay tantas formas de utilizar y gozar de la tortura erótica como practicantes. Según como nos funcione a cada uno, lo percibimos de una manera u otra. De una forma muy simple y rápida diré como lo hago yo. En este post empezaré por los azotes eróticos a una mujer. 

No busco sólo el dolor ajeno sino sentimientos diferentes y únicos para ambas partes. Eso lo consigo trasladando mentalmente mi pene a mi fusta y sus nalgas a su clítoris. Todo esto poniendo gran atención en su respiración y en cómo su cuerpo reacciona a mis golpes, manteniendo el ritmo sin pausa y ajustando la intensidad. Si se detiene o se rompe el ritmo, se rompe la magia. Para mí, los azotes eróticos son una forma de relación sexual. Estas sensaciones nos llevan a un placer inolvidable y para ella, además, a una alteración de la conciencia a la que llamamos subspace. Si la mujer se excita con los latigazos, puede tener uno o varios orgasmos antes de llegar al subspace. En este caso mi excitación es tan fuerte que también eyaculo. Antes de dar por terminada la sesión hay que devolver a la sumisa a su estado de conciencia original.

En resumen; cuanto más entrenamiento, más confianza y más vínculo emocional haya entre los dos, más se disfruta de una sesión de azotes eróticos.

viernes, 10 de enero de 2020

Tipos de personas


Astrid es una de las muchas extranjeras que vive en la costa mediterránea cerca de la ciudad de Almería (España). Astrid es un tipo de persona que fuma un cigarrillo, con mucha parsimonia, antes y después de cada polvo. Se dedica a los negocios, tiene unos cincuenta años muy bien llevados y se mueve con elegancia entre sus vecinos de una lujosa urbanización cerca de la playa. Este sitio es un lugar con bastante afición a la sexualidad alternativa. Con la práctica del intercambio de parejas y del BDSM disfrutan como locos ingleses y alemanes en los muchos locales liberales que hay a lo largo de la costa. Yo tengo un apartamento-estudio muy cerca de su urbanización y voy cada cierto tiempo a relajarme en todos los sentidos.

Nos sentamos en el sofá, ella encima de mí. Le estaba acariciando el clítoris cuando noté un líquido caliente resbalándome por las piernas. Era tan abundante que empapó el sofá y encharcó el suelo. Parecía que se había inundado el piso. Se puso de pie para no seguir calando el asiento mientras chapoteaba con los pies, muy cachonda. Nunca en mi vida había visto una eyaculación femenina, o mejor dicho, un squirt tan abundante. Mojados como ranas, nos fuimos a la cama y allí la estuve enculando hasta que cayó exhausta de tanto correrse. Cuando al día siguiente iba a abrir la puerta para salir, me cerró el paso poniendo el culo en pompa y rogándome que le azotara las nalgas con mi fusta nueva. La flagelé con una fusta larga y fina que había traído de Madrid especialmente para ella. Yo soy un tipo de persona que se excita dando azotes, exactamente igual que ella recibiéndolos. Tras la azotaina apoyó las manos en el suelo sin doblar las rodillas para que la penetrara por detrás. Me corrí rápido en su coño y salí a la playa con el pene goteando.

domingo, 21 de julio de 2019

Luna llena

Fotografía: Alberto Lunas. 2011.

La conciencia no es la voz de la naturaleza sino del prejuicio.
Marqués de Sade


Llamé con los nudillos a la puerta. Me abrió un tipo con barba cuidada e impecable traje gris y corbata. Hola Marqués, me saludó. Entré y se arrodilló para besarme los zapatos. Coloqué sobre la cama el estuche de mi colección de fustas y saqué una especial para héteros. Reclinado sobre una mesa, le bajé los pantalones y el tanga y le propiné treinta fustazos que, aunque con poca contundencia, le enrojecieron discretamente las dos nalgas por igual. Luego le introduje un plug en el ano. Le ceñí un collar de perro frente a un espejo, asegurándome que observara con mucha atención cómo se lo abrochaba. Me hizo una impresionante mamada boca arriba, con la cabeza colgando fuera de la cama. Enfundado en un preservativo, intenté penetrarle después de extraerle el plug, pero al no estar suficientemente dilatado, desistí. Yo si estaba muy excitado, así que me corrí en su cara, primero en una mejilla y luego en la otra. Mi semen meloso se le quedó pegado como la cola de carpintero.

Cuando abandoné el hotel envié un mensaje por whatsapp: “ya he terminado”. Me recosté en el asiento trasero del coche que me estaba esperando y le dije al chófer que no tenía prisa. Entonces vi la luna llena. Su color plateado brillaba con gran intensidad sobre el cielo azul marino de la noche de Madrid. Sonreí con ganas. No sé el porqué, pero la luna llena aumenta mi apetito sexual de forma considerable. Entonces sonó mi teléfono:

—¡Quiero que me cuentes todos los detalles! —dijo una voz femenina.

Era su Dueña.