Algunos de mis instrumentos de azote. Foto: Marqués de Zas |
Hay tantas formas de utilizar y gozar de la tortura erótica como practicantes. Según como nos funcione a cada uno, lo percibimos de una manera u otra. De una forma muy simple y rápida diré como lo hago yo. En este post empezaré por los azotes eróticos a una mujer.
No busco sólo el dolor ajeno sino sentimientos diferentes y únicos para ambas partes. Eso lo consigo trasladando mentalmente mi pene a mi fusta y sus nalgas a su clítoris. Todo esto poniendo gran atención en su respiración y en cómo su cuerpo reacciona a mis golpes, manteniendo el ritmo sin pausa y ajustando la intensidad. Si se detiene o se rompe el ritmo, se rompe la magia. Para mí, los azotes eróticos son una forma de relación sexual. Estas sensaciones nos llevan a un placer inolvidable y para ella, además, a una alteración de la conciencia a la que llamamos subspace. Si la mujer se excita con los latigazos, puede tener uno o varios orgasmos antes de llegar al subspace. En este caso mi excitación es tan fuerte que también eyaculo. Antes de dar por terminada la sesión hay que devolver a la sumisa a su estado de conciencia original.
En resumen; cuanto más entrenamiento, más confianza y más vínculo emocional haya entre los dos, más se disfruta de una sesión de azotes eróticos.
Estoy totalmente de acuerdo, cuánta más confianza y complicidad exista, mayor se irá haciendo el vínculo emocional y eso conlleva a mayor disfrute para ambos. Ingredientes vitales para mí en una relación.
ResponderEliminarHola Cloe, gracias por tu comentario. Es un placer compartir las opiniones de una persona con tanta experiencia y conocimiento como tú.
ResponderEliminar