Ilustración: Alfred Kubin. |
despacio.
Y el ataúd me acogió
como una pérdida de tiempo.
Por las ventanas abiertas
de mi calavera,
circula el olor a santidad.
En unos años
destapan la caja.
Gotas de lluvia salpican la herrumbre.
La manita blanca me llama.
Ven, me dice la niña.
Mi niña.
Ven.
Los años devuelven una caricia.
ResponderEliminarletras con encanto distinto.
Un saludo
Aquí en mi país próximamente estaremos celebrando el día de muertos,..y esa manita quiere tocarnos a todos,pero a pocos los llama,..extrañaba leer vuestros versos Señor..
ResponderEliminarvoy de su mano ....
ResponderEliminarAk.Ak