Anónimo |
A principios del siglo XX, el sexo sofisticado y
libertino en España, incluido el sadomasoquismo, sólo lo practicaban los
aristócratas y los príncipes de la Iglesia, exactamente igual que en tiempos de
Sade. Un buen ejemplo fue el rey Alfonso XIII, al que la escritora Mercedes
Salisachs, de 93 años, califica como un auténtico enfermo sexual. Al final del
franquismo, la sociedad seguía siendo bastante mojigata y este tipo de
prácticas continuaba siendo coto privado de los poderosos a los que se habían sumado
algunos altos mandos del régimen franquista, sobre todo militares y
falangistas. El riesgo de acabar en la cárcel era grande de no contar con la
debida protección política. Yo conocí algo de esto en mi adolescencia a través
de criadas, chóferes y escoltas que lo comentaban con gran secretismo, entre
divertidos y escandalizados. Con el fin de siglo las cosas fueron cambiando
lentamente. Estas prácticas se fueron dando a conocer, a nivel popular, gracias
a los que viajaban fuera del país, a los libros y a las películas como Historia
de O. Eran tiempos heroicos donde sólo se podía contactar con particulares a través
de anuncios por palabras y apartados de correos. El apartado de correos era el
e-mail de la época, lento pero seguro. Para los más cómodos y más impulsivos
existía (y existe) la prostitución
especializada. “Estricta gobernanta aplica masaje inglés en domicilio y hotel”,
era el anuncio para entendidos más publicado por las Amas profesionales. El
cambio de siglo trajo una gran revolución: internet. Con la red llegó la divulgación,
la popularización y lo mejor; la posibilidad de realizar estas fantasías fácil
y rápidamente. Por primera vez en la historia, la gente corriente podía acceder
sin censura ni manipulación interesada a una información y una forma de conocer
gente afín, que, hasta ese momento, estaba reservada a las élites y a los más
atrevidos.
Si en el siglo pasado sólo una minoría entendía de
qué iba el BDSM, en estos momentos hay una cantidad importante de expertos que
dan todo tipo de consejos por la red. No dudo que, en gran parte, tienen buena intención
y que sus opiniones sinceras sirven a la mayoría de los aficionados (yo
incluido) a practicar el BDSM felizmente y con seguridad. Pero hay que señalar,
como es lógico, que también hay información errónea y muy discutible. Lo mejor
es contrastar lo que se lee con diversas fuentes y utilizar el sentido común. No
es muy habitual, afortunadamente, pero también hay individuos que, de forma
criminal, abusan y se aprovechan de gente ingenua, poco o mal informada. En el mundo virtual,
existe lo mismo que en el real: bueno y malo.
Por último, decir que la historia del BDSM, tal y
como la conocemos hoy día, no es muy antigua. Robert Bienvenu, que es un reputado conocedor del
tema, además de catedrático de sociología en la Universidad de Indiana, Estados
Unidos, asienta el BDSM sobre tres pilares: el fetichismo europeo de finales de
los años 20, el estadunidense de los años 30 y el movimiento leather de los
años 50, que era homosexual, y que es de donde surge el BDSM tal y como lo conocemos
hoy en día en nuestro país, con su estética y sus etiquetas: el SSC, la palabra
de seguridad, el collar, los códigos, los rituales y los símbolos.
El modelo que predomina no ha cambiado prácticamente
desde principios de los 90 y a mí me parece que ya va siendo hora de
evolucionar y cambiar algunos conceptos.
Hay mucha gente intentando cambiar lo establecido
con nuevas ideas, pero la propuesta que más me gusta es la de Angie Rueda
Castillo, licenciada en Sociología por la Universidad Iberoamericana. Por la
red circula un texto suyo con una nueva y sorprendente visión de las relaciones
BDSM, que podéis leer aquí.
Excelente texto sobre una breve historia del BDSM en España
ResponderEliminarGracias, muy amable.
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