Para realizar una sesión fotográfica sobre el vacío, se me ocurrió utilizar una piscina olímpica abandonada. Esta piscina maravillosa la encontré en las afueras de un pueblo madrileño llamado Villalvilla.
Siempre que veo algún edificio abandonado, en este caso una piscina, pienso en las personas que pudieron pasar por allí, como esas personas en su día llenaron de vida ese espacio...ahora muerto, abandonado, y rescatado por algún objetivo que intenta hacerle el boca a boca para captar el último suspiro. Me ha gustado mucho la foto. Enhorabuena por tu blog. Saludos, Agra
Siempre que veo algún edificio abandonado, en este caso una piscina, pienso en las personas que pudieron pasar por allí, como esas personas en su día llenaron de vida ese espacio...ahora muerto, abandonado, y rescatado por algún objetivo que intenta hacerle el boca a boca para captar el último suspiro.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la foto. Enhorabuena por tu blog.
Saludos,
Agra
un vacío existencial, intenso, así lo transmites Marqués.
ResponderEliminar