martes, 5 de junio de 2012

La mujer libertina

Rodolfo Valentino y Bebe Daniels en el film mudo Monsieur Beaucaire de 1924.

Los primeros libertinos, herederos de los hedonistas, creían que la perfección divina estaba en la naturaleza y no había nada malo si se actuaba de acuerdo con ella. En la Francia del siglo XVII el término libertino todavía tenía connotaciones positivas y estaba asociado al ingenio y a la aristocracia. Pero a finales de este siglo comenzaron a surgir ideas de contenido moral que condenaban esta forma de pensar.

En el siglo XXI, la creencia en que no hay nada reprobable en satisfacer los placeres físicos sin atenerse a normas sociales, sigue considerándose inaceptable por la corriente cultural predominante. Desde siempre, la dominación cultural pretende imponer una realidad que sea beneficiosa para el poder, sin importarle lo injusta que sea. Debo aclarar que la libertad es el derecho de toda persona a ser lo que desea ser. En este terreno no hemos avanzado mucho, de manera que hoy en día sigue siendo un privilegio de minorías. Pero dentro de las minorías hay más minorías. Las mujeres libertinas están peor consideradas que los hombres libertinos, por lo que hay poquísimas que se atrevan a hacer uso de esta conquista de libertad, que tanto ha contribuido a enriquecer el placer y la felicidad humana. Desgraciadamente, fuera de los ambientes liberales, a la mujer libertina se la sigue considerando una intrusa por los varones y una impostora por las mujeres. En cambio, para los libertinos es un tesoro. "El mundo está lleno de hombres dispuestos, para una mujer dispuesta", dice Catherine Millet en su libro: La vida sexual de Catherine M.*

Libertinas han existido siempre, pero han sido difíciles de encontrar. Últimamente todo esto resulta menos complicado con Internet y una circulación de información menos controlada por el Estado (algo que va a empeorar con este gobierno).

Los libertinos no buscamos la satisfacción del deseo inmediato, como hacen los niños, buscamos el placer de la inteligencia, y para ello utilizamos, sobre todo, la imaginación. "La imaginación es la cuna de todos los placeres", decía el marqués de Sade. Lo que define a un libertino es lo mismo que define a un artista; lleva a la práctica sus ideas y sus gustos sin hacer concesiones al entorno social, y esto es más transgresor en la mujer.

Lo que caracteriza a una mujer libertina, lo mismo que  a un hombre: su libertad e independencia (no el libertinaje**). Libre en lo económico, en lo sexual y en lo sentimental, para poder elegir y realizar sus fantasías sin inconvenientes. Tiene buena educación, es arriesgada, amable, curiosa, sofisticada, con una extraordinaria imaginación y con buena salud.

Una puritana es una mujer con una puerta entre las piernas, de la que no tiene la llave, una puta, alquila la llave, una cazadotes, la vende, pero una libertina no deja la llave a nadie y sólo abre la puerta a quien ella quiere.

Me he dado cuenta que también hay prejuicios e ideas convencionales en ambientes libertinos*** en los que cabía esperar que hubieran desaparecido. Esto es francamente más evidente en el ámbito heterosexual. Mi orientación bisexual me da la posibilidad de poder comparar, puesto que la promiscuidad gay y la hetero están muy diferenciadas. La principal diferencia en las personas heterosexuales liberales que conozco, a diferencia de las homosexuales, está en que no son independientes sentimentalmente, es decir, están liberadas sexualmente pero siguen necesitando el afecto y la aprobación de quien, normalmente, les ha introducido en este ambiente. En la práctica esto significa que a los encuentros libertinos heterosexuales acuden mayoritariamente estas parejas no liberadas del todo, que repiten algunos comportamientos sociales tradicionales, lo que les limita para disfrutar de intimidades sin freno.

A todo esto hay que sumar la inexorable ley de la oferta y la demanda; al haber tanto desequilibrio entre parejas y hombres solos (las mujeres libertinas solas son rarísimas), las parejas deciden si hay fiesta y en qué condiciones, algo que no sucede entre los varones homosexuales liberales. Desconozco el mundo liberal lesbiano.

La mujer libertina es sobre todo una mujer libre y valiente. Es egoísta y busca su propia satisfacción, es cierto, pero a cambio también complace y hace realidad las fantasías de las personas con las que se relaciona, algo difícil de encontrar y muy de agradecer en los tiempos que corren.


*La vida sexual de Catherine M. es un libro confesional  de una mujer libertina. Catherine Millet admite (literariamente) un comportamiento que era hasta ahora exclusivo de los libertinos varones.

**Libertinaje es un término utilizado por religiosos y represores profesionales para definir el exceso de libertad en perjuicio de las libertades de otros. En realidad es una aberración, ya que entra en contradicción con el sentido (y el espíritu) de libertad, puesto que no existe tal cosa como exceso de ésta. La libertad es o no es. Su negación, o prohibición, se llama dominación.

***Los ambientes libertinos a los que acudo habitualmente son: fiestas BDSM, citas en locales de intercambio de parejas (swingers), cenas privadas de rol y orgías homosexuales.

3 comentarios:

  1. Muy intersante...

    Al leer esto...

    La mujer libertina es sobre todo una mujer libre y valiente. Es egoísta y busca su propia satisfacción, es cierto, pero a cambio también complace y hace realidad las fantasías de las personas con las que se relaciona, algo difícil de encontrar y muy de agradecer en los tiempos que corren.

    Me he sentido identificada lo cual quiere decir que...soy una mujer libertina?

    Sorry pero es que yo de estos conceptos como que apenas se.

    Un lametón de lo más libertino para El Marqués...siempre tan expléndido.

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  2. Sublime, de veras. Una reflexión fantástica y con mucha razón. Le da a una que pensar... ¿cuántas cadenas de la moralidad reinante nos atan aún? Gracias por escribir y compartir lo que escribe.

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