Fotografía: Marqués de Zas. |
Desde hace unos años, las relaciones sexuales sin protección entre hombres se conocen como Bareback (montar a pelo). Consiste en experimentar una sensación de placer, con las endorfinas a toda pastilla, ante el máximo riesgo de contraer el virus del sida. Es un fenómeno que, aunque poco conocido, tiene muchos seguidores. Actualmente existen clubes y sitios por Internet (incluida Spain) donde se buscan y fomentan encuentros de este tipo. Los Barebackers forman una subcultura entre los gays (desgraciadamente esta moda se está contagiando a los heterosexuales), donde jugarse continuamente la vida es imprescindible. Desde su punto de vista, la libertad sexual consiste en vivir sin miedo al contagio. El abrazo de la agonía y el beso de la muerte como liberación. Esto que parece terrible no es nuevo, ya en el siglo XIX la tuberculosis cumplía la misma función: la idea romántica del suicidio. Esta idea ha sido actualmente expuesta en la literatura a través del escritor francés Erick Rèmés en su libro: Serial Fucker: Journal d´un Barebacker. El contagiado ya no es un apestado, sino un héroe. La condena a muerte como épica del sacrificio y oportunidad de transcendencia. La cultura del hedonismo en su manifestación más cínica ofrece a los insatisfechos la ocasión de darle una bofetada a la sociedad, eligiendo libremente la morbosidad del horror en lugar de la del placer, pervirtiendo, de paso, los sagrados principios de la supervivencia social. Como en el nazismo, estamos construyendo una sociedad indolente y suicida, incapaz de asumir sus propios errores. ¿Qué puede ser peor que convertir el VIH en un feto? ¿Qué puede ser más terrible que embarazarse para parir a la muerte?
Desde hace unos años, las relaciones sexuales sin protección entre hombres se conocen como Bareback (montar a pelo). Consiste en experimentar una sensación de placer, con las endorfinas a toda pastilla, ante el máximo riesgo de contraer el virus del sida. Es un fenómeno que, aunque poco conocido, tiene muchos seguidores. Actualmente existen clubes y sitios por Internet (incluida Spain) donde se buscan y fomentan encuentros de este tipo. Los Barebackers forman una subcultura entre los gays (desgraciadamente esta moda se está contagiando a los heterosexuales), donde jugarse continuamente la vida es imprescindible. Desde su punto de vista, la libertad sexual consiste en vivir sin miedo al contagio. El abrazo de la agonía y el beso de la muerte como liberación. Esto que parece terrible no es nuevo, ya en el siglo XIX la tuberculosis cumplía la misma función: la idea romántica del suicidio. Esta idea ha sido actualmente expuesta en la literatura a través del escritor francés Erick Rèmés en su libro: Serial Fucker: Journal d´un Barebacker. El contagiado ya no es un apestado, sino un héroe. La condena a muerte como épica del sacrificio y oportunidad de transcendencia. La cultura del hedonismo en su manifestación más cínica ofrece a los insatisfechos la ocasión de darle una bofetada a la sociedad, eligiendo libremente la morbosidad del horror en lugar de la del placer, pervirtiendo, de paso, los sagrados principios de la supervivencia social. Como en el nazismo, estamos construyendo una sociedad indolente y suicida, incapaz de asumir sus propios errores. ¿Qué puede ser peor que convertir el VIH en un feto? ¿Qué puede ser más terrible que embarazarse para parir a la muerte?
Ole.
ResponderEliminarNo conocía esa tendencia. Cada persona es libre de buscar su propia muerte como desee, y si es en abrazos de lujuria, sexo y placer ... pues qué mejor forma no?. La cuestión es que el contagio no mata de inmediato ni nada que se le parezca, y el proceso posterior además de ser largo ... todo el resto de tu vida ... años ... es un proceso totalmente falto de poesía y estímulos sensoriales, a no ser que entonces nos convirtamos en contagiadores del virus y eso nos siga aportando el goce buscado. No sé, es un pensamiento.
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