Fotografía de Goran Bertok. |
Me muero en un lamento,
contagiada por el miedo
a no sentir asco,
aunque quiero.
Me abandono estremecida
a la incandescente mirada
que me abrasa,
en un suplicio de piropos
violentos.
Mi obscenidad es un grito
latiendo,
en un instante
eterno.
Fuerte. Intensa. Entrega que estremece.
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