domingo, 17 de octubre de 2010

Crucifixión siglo XXI

 Escenografía: Antonio Graell. Foto: Marqués de Zas.


En un espacio muy bien escogido por su decadencia industrial y siniestra, asistí, el viernes pasado, a una sesión de fotografía escenificada por el fotógrafo Antonio Graell, un artista conocido por sus imágenes de un erotismo suave, que bebe en las fuentes del fetichismo y de una estética sadomasoquista muy cuidada, pero en mi opinión poco perturbadora. La sesión, que empezó con una hora de retraso, estuvo muy concurrida por un público muy heterogéneo pero entregrado (unas cien personas), consistió en atar con cuerdas, a un madero horizontal, a una modelo de cuerpo impecable y elevarla suspendida por medio de una polea mientras se la fotografíaba y grababa en vídeo. El humo,  y una música exquisitamente escogida, dio a toda la escena un aire de ritual religioso fascinante. El espacio de la sesión estaba acotado, por un lado, con una barra de bar donde se podian conseguir minis de cerveza a muy buen precio y que contribuyeron, sin duda, al éxito de esta original sesión fotógrafica. Este evento estuvo orgnizado por el Laboratorio de Fantasmas, un taller de experimentos artísticos dirigido por José María Ponce y Akhesa, en el interior de un edificio autogestionado y contracultural de Madrid, conocido por La Tabacalera. La música estuvo a cargo de Zor, las cuerdas las manejó Lord Tatoo y Alba fue la crucificada.

4 comentarios:

  1. Qué grima, madre mía.
    A unos cuantos ejemplares masculinos los crucificaba yo -incluídos políticos de alto rango- jajaja...pero en fin, esto es por darle un toque frívolo al comentario.

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  2. Gracias Mery. Totalmente de acuerdo contigo. Eso sí que sería "artístico".

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  3. Veo que entre unos y otros le estáis dando un impulso cultural y visibilidad al mundo de las oscuras pasiones en Madrid. Hasta ahora, Barcelona os llevaba ventaja... pero parece que ya no.

    Tu foto sí que es perturbadora :-)

    [Pues si vamos a crucificar políticos, me pido a la Espe...]

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  4. Los malos tiempos, son buenos para la imaginación.

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